Las empresas necesitamos unas instituciones representativas fuertes, con amplio respaldo en nuestro territorio, que defiendan los intereses colectivos, mantengan un diálogo constante con las Administraciones y con otras instituciones, al tiempo que generen iniciativas que ayuden a las compañías a superar los retos que un mercado cambiante les presenta para ser más competitivas.
La Cámara de Comercio de Alicante (corporación de derecho público con más de 130 años de historia) ha vivido en la última década un proceso de transformación en el que, a pesar de sus constantes esfuerzos, no ha conseguido conectar con el empresariado de la provincia de Alicante, como demuestra el bajo índice de participación.
Creo firmemente que la unión hace la fuerza. Por ese motivo, nuestra empresa participa activamente en las organizaciones sectoriales de la construcción desde su fundación. La reciente convocatoria de elecciones en la Cámara de Comercio de Alicante me ha dado la oportunidad de incorporarme a un equipo ilusionado, que busca la renovación de la institución para acercarla al empresario y propiciar el avance económico y social de la provincia.
También es una magnífica oportunidad para dar una mayor visibilidad al sector del turismo residencial, una pieza clave en la economía de la Costa Blanca, que necesita una mayor presencia institucional y una mayor capacidad reivindicativa en los foros en los que se toman decisiones relevantes que afectan a nuestro colectivo.
Es un dato objetivo que la provincia de Alicante es uno de los pocos territorios de España donde las pernoctaciones en viviendas propias, de familiares y amigos o en alquiler vacacional suponen el 76% del total, correspondiendo solo un 24% al alojamiento en hoteles, campings, alquileres en apartamentos turísticos y casas rurales.
Según datos publicados por Provia, el turismo residencial se ha convertido, en una pieza clave para la estructura económica y social de la Costa Blanca, que genera todos los años más de 12.000 millones de euros, de los que la mitad corresponde al gasto de los extranjeros que tienen su segunda residencia en la provincia y el resto está relacionada con la compraventa de apartamentos, villas y chalets. La actividad representaba el 17% el PIB. La venta de viviendas a extranjeros y turistas españoles mantiene 96.000 empleos al año y una actividad que ayuda a la desestacionalización y concentra el 60% del gasto turístico.
Son cifras muy relevantes que reflejan el peso de nuestra actividad, peso que en la actualidad no tiene una traslación en los ámbitos en los que se toman las decisiones relevantes sobre cuestiones clave como el desarrollo del territorio, las características técnicas de la edificación, la fiscalidad, la formación o la promoción de nuestro sector.
Iniciamos una nueva y apasionante etapa en la que tenemos la oportunidad de fortalecer la voz colectiva del empresariado de la provincia y de darle la visibilidad que se merece el sector del turismo residencial.
